No sabe que es lo que le llevo hasta allí, no tiende a pensar en las consecuencias antes de las actuaciones, se limita a susurrar, a tirar y recoger, a perder.
Dicen que soy de estas que merecen ser cuidadas, de las que valen mucho, de estas, que inspiran a los mejores, o de las que siempre te brindan una sonrisa... dicen... Que el viento que me acaricia es un privilegiado, o que ilumino los caminos por los que paso...
Creíble, cierto o no... sé que en algún momento perdí la fe en la forma de mi querer, en la forma de darme a valer.
Quizás fuiste tu, que me sonrojaste demasiado, o quizás perdí la ilusión en medio de la soledad. Ahora ya da igual, la rehabilitación vuelve ha hacer mella en el largo viaje de mi vida, pero esta vez, no demanda ayuda psicológica, no demanda copas de alcohol en medio de un bar demanda otra cosa...
Demanda una serie de un conjunto de mágicos esbozos sobre la cama, una serie de largas miradas, de caricias suculentas, de la magia ante mis ojos, de descubrir... y recobrar. Algo con nombre propio, con carisma y picardía... algo ajeno al dolor, un sentir constante...
Para esto nunca hay un experto, o si... quien sabe... igual esta delante, enfrente de mis hojas, en alguien por quien escribía, o por quien escribo... Sea quien sea... desde mi letargo de amar, le brindo de paciencia, por que esto será largo... largo y frío...
No hay comentarios:
Publicar un comentario