sábado, 16 de abril de 2011

O:

La verdadera razón de mi considerada perdicion repentina, no va mucho más haya de hace un par de horas, cuando las despedidas se convirtieron en algo duradero. Cuando quise recordarle en toda su plenitud, para no olvidarme ni el minimo rasgo de su cara cuando volviese. Pensemos que no es para tanto el tiempo en que nos perdemos en la distancia. Que la telepatía consta de más que pensamientos. Y que tenemos armas de doble filo para no dañarnos.
Hace poco lo supe, descubrí la hermosa manera de clavarme un puñal en el corazon, repartido en dos, de tallar un poco más hondo en la herida, cuando quise detener el tiempo en el mismo instante en que no llegaba a rozar sus labios, pero me relajaba la idea de que su respiracion los secase. Invadia mi espacio vital de tal manera que nuestros cuerpos estubiesen tan juntos como desnudos en la noche. Los susurros se apiadaban de nosotros entre las callejuelas, las caricias ya no eran a medias, no andabamos a tientas... por una vez en mucho tiempo disfrutamos el uno del otro sin tener que recurrir a explicaciones. Pero el valor de mentir a nuestra razón por momentos se hacia más grande. No podiamos guiarnos por el corazón por el daño que nos causariamos, y el que causariamos a los demás.
Es todo realmente inexplicable... una historia de estas que parece solo ocurren en las peliculas... Pero hoy te recuerdo más que ayer...

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