martes, 3 de agosto de 2010

Afligir


Ahora te sientes preparada para escribir, si, ahora percibes el olor de principio de las hojas secas, la sonrisa te recorre la cara, y no haces mas que sentarte como hacías hace tanto tiempo, a dedicarte a recorrer su cuerpo con tu mirada en tu mente, a abrazarte a las sabanas, y creerte que aun esta ahí, a tu lado... Viajas perdidamente sobresaltada por las frases de la música que llegan a tus oídos, cada frase, cada nota, es un acalorado beso, un delicioso abrazo, una verdadera fortuna. Estas en un momento tan imprescindible en tu vida, tan irresistible, que por mucho que quieras hacer y quieras escuchar las objeciones de los demás, recaes, escuchándote solo a ti y tu latir... En un momento, un susurro, una mirada, un cambio de temperatura, una cosa tan minúscula, comparada con tu felicidad, puede echar a perder trimestres, cuatrimestres... puede echarte a perder. Me lo he buscado? Pienso, cuando te diriges hacia a mí, diciendo esas palabras acaloradas que sin comerlo ni beberlo, te dejan marcada de por vida, y en el preciso momento, en el que tú estas en tu mayor delicia, la persona a la que mas deberías querer, la que te crió desde pequeña, la que te da lecciones de la vida, te enfunda tal revés, como para llenarte de ira, y ser capaz de devolvérselo, sin embargo, el ensañamiento no es contigo, sino con las personas que se meten por medio, aquella por la que a pesar de tantas y tantas cosas, serias capaz de dar todo, aquella que intenta defenderte, recibiendo mas de lo que se merece... El ensañamiento es con ella, aún los gritos resuenan en las paredes, si estas hablaran, probablemente supieran él por que de los actos, tanto menos que incontrolados. Intentan pararte cuando tu ya estas de camino a tu rutina, pero las continuas ganas de ahogarte en una fuente en la que tu también eres participe no quieren ser sacadas delante de la sociedad, y mucho menos, tener la valentía de contárselo al motivo de tu felicidad. Con esto te das cuenta de que siempre, desde ese momento, no te dedicas por completo a el disfrute y el deleite de tu juventud, de que a veces hechas un vistazo atrás, y te vuelves mezquino, totalmente esquiva, que puede que no sea motivo de disculpa, al igual que tu tampoco ni sientes ni padeces, ni te disculpas por aquello... Algo de lo que yo siempre tendré marcas; y aunque sigas intentando el acercamiento, y yo no sepa como plantarte cara, estoy segura de que algún día lo haré...

Véase el motivo por el cual ahora me encuentro en esta encrucijada, el motivo de separación al único apoyo que tenia, del cual recibía todo lo que necesitaba; tu me lo has arrebatado, como tantas otras cosas... ni siquiera nos merecemos el mismo techo.

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