Culpable me hago de llamar en el letrado de ellos, culpable, imbécil de mis actos, fortuito de quien recibe mis achaques, desesperadamente incontrolables... Cualquiera sería de los que se esconden en la capucha y pasea sin dar noticias, pero mi cuerpo es libre y mi cerebro y corazón balbucean por lugares diferentes. En cambio la mirada que lo ve todo, ese ligero sol, ese olor a café, ese maldito invierno... ese sentir de tenerte cerca y alejarse algo de mi a la vez, me autobliga a remover cielo y tierra para probocarte un torbellino de preguntas que no tendrán respuesta, mas que besos que me callen... Esta tristeza inexplicable, esta locura interminable, esos dos polos opuestos de mi manera de ser, malinterpretados, no son más que míseras respuestas que quiero escuchar... que se contraponen la una a la otra.
Corazón, guiamé por el camino correcto, o parteté en dos de nuevo, prefiero permanecer yaciendo, a yacer con la cara tupida, mandarme una señal, hazte de valer y desear, destierra de nuestro mundo a todo ser infame que no desea nuestra felicidad, oblígame a separarme de él... por que cuanto más sabe de mí... menos quiero que se me escape de entre mis brazos.
Yo solo busco que me tiemblen las piernas que seas de esos que nadie recomienda...
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