sábado, 19 de marzo de 2011

irrealidad


En un misero intento por alcanzar su boca, todo su cuerpo se interpone entre mis sueños. La inmediatez de alcanzar un sabor a orilla dulce, a frescor marino hace que me desgarre por momentos tras mi camino. Como pilares, como árboles afilados con sacapuntas, que me van rozando y recordando que el pasado sigue ahí, y que no puedes cambiarlo. Se asemeja todo tanto a una tormenta interminable sobre mi cabeza, que no escampa ni escampará... Y mientras tanto sigo llevándome a suspiros el aire que los demas aprecian más que yo.

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