Os fundís en un único cuerpo bailando al son de vuestras necesidad y dejáis a un lado vuestros tapujos y vergüenzas para satisfaceros mutuamente, olvidando los motivos que os condujeron a ello. Poniendo cada uno de vuestros sentimientos, pasando uno a uno cada mirada por tu boca, y guardándola en cada movimiento en el corazón antes de darte cuenta de que estas herido, lo suficiente para estar vivo, pero herido...
Gozáis de ese lucro mutuo personal, y algo menos que permanente y perpetuo en vuestras vidas ahora separadas y distanciadas, aparentemente, por motivos que relucen a la luz después de cierto tiempo de no menos incomodas posiciones que dejan paso al deleite de vuestras anatomías. El decaimiento que llega en socavón a ti dejándote tan vulnerable como para sufrir y padecer los comentarios ordenados, sinceros, que poquito a poco sabes le darán rienda suelta a acabar poquito a poco con su cobra de sentido a ti también te dejan vulnerable, siendo tan sumamente cruel con tu mitad, que ver tus lagrimas recorrer su rostro te parece algo novedoso en su forma de ser, y con lo que puede que no puedas seguir viviendo sin recordarlo durante tus próximas horas de vida. Sin mas, os descordinais nuevamente sin sentir ni padecer, coaccionándoos a decir la tristísimo palabra en ese momento que os obliga a separaros nuevamente, por horas, por días... por vidas... separados, sin tu apenas tener ligeras ideas para tus contestaciones tan esperadas, y sin yo tener claro los futuros que nos pueden llevar a ello. Tristemente, media vuelta, sin que nadie te lleve ni te deje de traer.
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